Es bien sabido que Ariana Grande sabe dar momentos de moda que se pierden entre la fantasía y la inocencia de una niña que ama usar vestidos de princesa. Ha sido su sello desde hace varios años en las alfombras rojas: pasando por ese voluminoso diseño de tul gris que lució en los Grammy de 2020, hasta los Oscar 2024, donde rindió homenaje a su personaje de Glinda que interpretará en Wicked con un abullonado vestido rosa. Ambos fueron obra de Giambattista Valli.
En un año tan emocionante en el que la cantante ha regresado a la música y en el protagoniza una de las historias musicales más mágicas de Broadway, la presencia de Grande en la MET Gala 2024 y sus elecciones estilísticas no decepcionaron en lo absoluto. Para la alfombra roja, desfiló con un etéreo vestido de Loewe en color blanco perla, pero fue en su show dentro de esta gran celebración en donde se transformó en una verdadera criatura salida de un cuento de hadas.
Ariana Grande llevó un vestido transparente diseñado por John Galliano para Maison Margiela. Se trata de una pieza transparente teñida de matices rosa pálido, azul turquesa y verde árbol en modo degradado. Debajo de las transparencias, Grande portó un corset, de esos que abundaron en la presentación Primavera-Verano 2024 Alta Costura del diseñador británico para la casa francesa, inspirada en imágenes lúgubres de París capturadas por el fotógrafo húngaro, Brassaï.
Con su coleta de caballo lisa y un maquillaje luminoso protagonizado por su mirada enmarcada por un par de figuras e alas, Grande conquistó el escenario interpretando algunos de sus más grandes éxitos. Pero no fue un show cualquiera, los asistentes vieron a un “hada” cantando, ataviada en este diseño de fantasía. “Me sentí como un hada de Margiela proveniente del planeta de John [Galliano], es algo sobre lo que he soñado por años. Es mi prenda favorita que jamás he usado, no me la quiero quitar nunca”, dijo la intérprete para Vogue US.
El Jardín del tiempo, el código de vestimenta de la MET Gala de este año, dio pie a eso precisamente: a que los invitados y espectadores de la alfombra roja se perdieran por un momento en un espacio mágico donde el tiempo es absolutamente relativo. Las prendas de los asistentes pueden durar tan solo unas horas o para siempre, en la memoria de quienes las llevaron, como Ariana Grande.
